¿Qué es un bosque de alimentos?
Llevo ya varias semanas sacando vídeos de los que hice en vacaciones sobre plantas que os vendrían bien en vuestro Bosque de Alimentos Mediterráneo, y ha tenido que volver a ser mi hermana la que me ponga los pies en la Tierra al preguntarme ¿qué diablos es un bosque de alimentos?
Piénsalo: ¿has visto a alguien abonar el bosque? ¿O pasarle el arado? ¿Podarlo, desnietarlo, sulfatarlo? Y por supuesto: ¿Has visto alguna vez a alguien aplicando pesticidas al bosque?
Y sin embargo, un bosque maduro y bien formado, tiene una producción de biomasa altísima, año tras año, siglo tras siglo.
¿Por qué?
Un bosque bien formado produce biomasa sin ayuda de nadie
Pues porque, si leíste mi entrada sobre los procesos de formación del suelo, verías que la sucesión ecológica que lleva a la aparición de los bosques va produciendo suelos cada vez más profundos y fértiles.
Las raíces, cada vez más profundas de las plantas, extraen nutrientes cada vez más abajo, los bombean hasta las hojas, desde donde caen otra vez a la superficie y vuelven a estar disponibles para las plantas más pequeñas al descomponerse en la capa superficial de mantillo forestal.
Es decir, es el reciclaje continuo de nutrientes lo que va haciendo que un bosque sea cada vez más fértil y productivo, al contrario que un cultivo tradicional.
Este proceso tiene un límite (como todo en un planeta con límites definidos), que es la comunidad «clímax» o «climácica», que es aquella con la mayor cantidad posible de especies y relaciones entre ellas que puede haber en un lugar concreto.
Procesos de formación de suelo y sucesión ecológica
Obviamente, esta producción tan intensa de alimentos, fibras, resinas y otros productos útiles, ha sido utilizada por el hombre desde la antigüedad, como lo afirmaba Estrabón sobre los pueblos prerromanos peninsulares, que se alimentaban de las bellotas de la encina (Quercus ilex), o como los indígenas norteamericanos que se aprovechaban de la abundantísima castaña americana (Castanea dentata).
Estos «cultivos forestales» paleolíticos fueron aprovechados hasta la llegada de los pueblos neolíticos (romanos y conquistadores), a los que no les gustaba tanto que la gente fuera libre.
Entonces, un bosque de alimentos consiste en copiar, en un entorno manejado por el hombre, estos procesos de sucesión ecológica, y acelerar esos procesos biogeoquímicos de la materia, para obtener todos los beneficios posibles de un terreno.
En palabras de Dave Jacke: un bosque de alimentos es un policultivo de plantas perennes y multifuncionales.
- Policultivo: Porque son varias especies creciendo juntas
- Perennes: Porque o bien viven varios años (o siglos), o bien se autosiembran ellas solitas año tras año.
- Multifuncionales: Porque todas contribuyen al buen funcionamiento del conjunto de varias maneras diferentes.
Si has seguido la serie sobre el Bosque de Alimentos Mediterráneo, recordarás que en una de las entradas, hablaba sobre el romero (Rosmarinus officinalis), y te explicaba que un bosque no es un monocultivo de árboles, como son muchos pinares o eucaliptales que hay por España, más parecidos a un desierto verde que a la explosión de biodiversidad que debería ser un bosque.
Un bosque de verdad tiene una (o muchas) especies dominantes (el haya en el hayedo, el roble en el robledal…), y muchas, muchíiiisimas plantas que forman la «cohorte florística acompañante», que son un mogollón de especies de hierbajos, arbustos, arbolitos, bejucos o trepadoras, que acompañan a la/s especie/s dominante/s. Y por supuesto, son todas estas plantas, plantitas y plantones las que forman la gran cantidad de nichos ecológicos que tiene un bosque, y que permite que vivan en él multitud de especies asociadas.
En un bosque de verdad hay multitud de especies
Pues si quieres tener un bosque de alimentos bien hecho («huerto de frutales» creo que es la expresión para legalizarlo como explotación agrícola aquí en España), no deberás conformarte sólo con poner hileras de árboles distintos, ni si quiera aunque las especies se ayuden unas a otras.
Deberás también incluir mogollón de flores, hortalizas, verduras, arbustos, setas, palmeras y otros muchos tipos de plantas, que creen multitud de ambientes que permitan la vida de infinidad de seres vivos distintos, ya que es la sinergia de todos ellos juntos la que multiplicará la productividad de ese vergel de ensueño que estás pensando ahora mismo.
¿Cómo puedes ordenar semejante caos? Pues imitando el orden de las plantas en cualquier bosque. En ellos, las plantas están divididas en varias capas, como si fueran varios campos de cultivo uno encima del otro.
- La primera son los grandes árboles del dosel forestal, como palmeras o nogales
- La segunda, son los pequeños frutales o grandes arbustos, como laureles o almendros
- La tercera, son los arbustos tales como la zarzamora o el rosal silvestre
- La cuarta, son las herbáceas, como las verduras u hortalizas
- La quinta, son las plantas de raíz, como rábanos, zanahorias, chirivías, etc
- La sexta, son las plantas cobertoras, como la gayuba, el carpobrotus o las fresas
- La séptima, son las trepadoras, como la vid o el kiwi
Siete campos productivos, uno encima del otro. Ahí es nada.
El orden de las plantas es vital para el buen funcionamiento de un bosque de alimentos
Y yo aún añadiría una octava, que son los hongos que viven asociados a raíces, que forman una red continua a lo largo de hectáreas y hectáreas de terreno, transmitiendo información, nutrientes y agua a un lado y otro del bosque, además de producir ricas setas (pero esto es un proyecto del que os hablaré otro día 😉
De hecho, no hablamos sólo de comida, también hablamos de forraje para el ganado, fibras textiles, combustible para la chimenea (como en el caso del bambú) y fertilizante para el propio bosque, además del entretenimiento o placer estético (las «seis efes», que se dice en inglés).
Obviamente, diseñar un bosque de estos no es nada fácil, y requiere tiempo y conocimiento. Y tampoco puedes esperar que empiece a producir de un día para otro, sino que puede tardar más de un lustro en ponerse a pleno rendimiento, sobre todo si es un Bosque de Alimentos Mediterráneo, que requiera mucho tiempo para crecer. Así que tu idea de pasear en pelotas por el bosque, recogiendo los frutos del esfuerzo de los primeros años, como Adán y Eva en el jardín del Edén, puede ser bastante complicada de llevar a cabo.
Pero eso sí, una vez instalado, y bien instalado, puede alimentar perfectamente a generaciones y generaciones de seres humanos, sin apenas mantenimiento, gasto energético, emisión de gases contaminantes, consumo de petróleo o agua, etc, etc.
Y viendo cómo vienen las cosas a nivel climático y de reservas petrolíferas, creo que puede ser una de las pocas alternativas viables que nos queden de cara a la producción de alimentos.
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Muy interesante y buen articulo. Soy un novato en su primer año de huerta, esto se que me queda muy grande.
Nadie nace sabiendo, Fernando. Empieza por poco, y luego ya irás mejorando y añadiendo complejidad.
Te deseo mucha suerte.
😀 yo siempre hablo del octavo nivel del bosque comestible (el del micelio) como del «nivel sombra», al estar principalmente bajo tierra y al ser el único que no está hecho por plantas.
¡Genial! Los hongos son vitales para la recirculación de nutrientes en los ecosistemas, y sin embargo no se les hace ningún caso en este tipo de diseños.
A ver si me pongo las pilas y le voy dando forma a las entradas sobre hongos que tengo pensadas.El conocimiento es poder 😉
¡Abrazos!
Yo estoy flipado con el micelio y empecé a hacer experimentos desde cuando leí Mycelium Running! Esta foto y las siguientes https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10153201264337031&set=a.10153201236727031.1073741888.597272030&type=3&theater
¡Jajajjajaajaja! ¡A mí también me flipó ese libro! De hecho, lo tengo como uno de mis libros de cabecera y he hecho un huevo de experimentos a partir de sus explicaciones.
¡Abrazos!
Opino igual! tenemos que poner bosques de alimentos en nuestra vida. Yo lo intento pero el diseño se me queda muy grande. Me dicen que en un bosque de alimentos hay que plantar todas las capas a la vez, sin embargo, por falta de agua he empezado por el dosel y el sotobosque con la esperanza de que cuando crezcan su sombra cree nichos más cómodos para las otras capas. Pero eso hace que tenga una gran pelea con la grama y compañeras que por supuesto ganan la batalla.
La grama y sus colegas pueden llegar a ser un fastidio. Yo pondría un acolchado grueso de paja, papel o cartón, con un añadido de estiércol para nutrir el suelo. Los árboles y arbustos se plantan en agujeros hechos en el acolchado.
Eso impedirá que las plantas espontáneas asomen la cabeza por donde no deben.
¡Suerte!
Acabo de descubrir tu blog gracias al articulo sobre la encina 🙂 Tengo la gran suerte de que en mi terreno hay un pequeño bosque de encinas centenarias, unos 2000m y el resto del terreno unos 5000 son super áridos, antiguamente debian tener cultivo de almendro y algarrobo porque hay algunos arboles supervivientes bastante grandes. Es un terreno pedregoso, en una ladera no myy pronunciada. El bosque de encinas está en la parte mas baja. El caso es que nos gustaria enriquecer el suelo de la parte árida pero no sabemos por donde empezar. Pensabamos despedregar o algo asi antes de formar suelo pero no lo veo claro. Tambien crecen varios acebuches salvajes, parientes del olivo. ¿Alguna sugerencia? Un saludo y mis gracias 🙂
Hombre, el despedrado siempre te ayudará a la hora de hacer labores de suelo, pero entonces tienes que preguntarte si REALMENTE vas a hacer labores de suelo.
Quiero decir que si vas a poner un cultivo de cereal intensivo, donde vas a remover la tierra todos los años varias veces, pues sí puedes hacerlo.
Pero si vas a crear un bosque de alimentos o un cultivo de frutales convencional, donde no vas a tocar la tierra más que los primeros años, no creo que te merezca la pena el esfuerzo y el gasto de energía, dinero y emisiones de CO2.
En cuanto al suelo, yo tal vez empezaría por sembrar alfalfa (o veza y cereal de secano, si no tienes agua) a voleo, y luego iría segándolo antes de que semille y dejándolo en el suelo.
Esto fijará nitrógeno en el suelo y aportará la capa superior de materia orgánica y acolchado que necesitas para empezar a crear suelo fértil en ese terreno tan pedregoso.
También puedes utilizar cualquiera de las plantas de las que hablo en las entradas sobre el Bosque de Alimentos Mediterráneo (http://wp.me/p75rfC-da) para empezar a tener alguna producción en ese terreno.
Te aconsejo también que le eches un vistazo a las entradas sobre procesos de formación del suelo (http://wp.me/p75rfC-bV) , que te ayudarán a crear ese suelo fértil y esponjoso que tanto necesitas.
Otras opciones son aplicar purines, estiércoles o compost para disparar de inmediato la cantidad de nitrógeno y que empiecen a salir plantas desde ya, que puedes segar y dejar como acolchado y todo eso, pero también es un proceso más caro.
Espero que me cuentes qué decisión has tomado y cómo te va en ese terreno.
No olvides pasear por el encinar 😉
Saludos
Hola, he comentado por fb, pero lo añado aquí por si le interesa a alguien la respuesta,
No tendrás un listado de especies que pueden ir en cada capa, en mi caso tengo que plantar 5 palmeras datileras(no se la especie) y estaba pensando en plantearlas entre los olivos y almendros que llevan años plantados, ¿Es una buena opción?
Pena que en el sur no acompañe el tiempo para tener un bosque tan verde…
Puede que no sea verde, pero seguro que será productivo.
Depende de las especies que uses 😉
Abrazos
Este modelo lo encuentro igual o al menos muy parecido a una práctica usada en agroforestería y sistemas agroforestables biodiversos llamados «huerto casero tropical tradicional».