Regulación Biológica de Plagas
¿Hacer agricultura ecológica y mantener las plagas a raya es posible? ¡Sí! ¡Gracias a la Regulación Biológica de Plagas! ¿Y de qué va eso? Pues ahora lo vamos a ver:
En el post anterior te explicaba lo que es el «ecosistema del miedo», que ya vimos que no es más que un ecosistema completo con sus depredadores, sus parásitos, sus parasitoides, su camisita y su canesú.
Y esto es justo lo que tienes que crear tú en tu parcela para mantener a raya a las plagas.
¿Por qué? Imagina que eres un topillo o algún otro tipo de roedor comedor de cultivos.
Obviamente, lo que querrías es tener toda la comida que puedas, con la mayor cantidad de compañer@s de cama, y con cero depredadores cerca, para perpetuar al máximo tus genes, ¿no? (¡diablos! ¡Yo también quiero eso!)
Pero imagina que vives en un terreno en el cual las serpientes se cuelan en tu madriguera cada dos por tres para intentar pillaros desprevenidos a ti o a tu descendencia. Cuando huyes de ellas y te emboscas en los matojos, las comadrejas se echan encima tuyo, cuando sales a cielo abierto de día, te atacan los aguiluchos, y cuando sales de noche, lo hacen los búhos y las lechuzas. ¿Estarías a gusto en un sitio así? Yo creo que no.
Esta exposición constante a los depredadores produce estrés en las presas, y este estrés perjudica su estado de salud, haciéndolos más vulnerables a las enfermedades y disminuyendo la cantidad de crías que pueden tener.
Así que esto no se trata de soltar un millón de crisopas para que se coman hasta al último de tus pulgones, sino de mantener una alta diversidad de depredadores, parásitos y parasitoides, para que asedien sin descanso a nuestras plagas, disminuyendo su número de forma directa al depredarlos o parasitarlos, pero también dispersando sus enjambres y reduciendo su capacidad de reproducirse, de modo que, aunque sigan presentes en nuestros cultivos (y lo he subrayado a propósito), su efecto sobre las cosechas sea imperceptible para ti. Estos animales beneficiosos para nosotros son lo que se conoce como «Fauna Auxiliar«.
Probablemente sepas que hay empresas llamadas «biofábricas» que se dedican a criar enormes cantidades de depredadores, parásitos o parasitoides para vendérselos a los agricultores, quienes después los echan en sus campos con la esperanza de que se coman a una plaga concreta. Es lo que se llama «Control Biológico de Plagas«.
Sin embargo, esto NO es de lo que va este blog ni esta serie de posts ¿por qué? Pues porque esta manera de hacer las cosas no es más que la vieja y simple (y maligna e interesada e inefectiva) ecuación de «problema+producto=solución«.
Si tengo pulgones, les echo el veneno que me han vendido en la tienda y asunto arreglado. Pero como ahora soy ecológico porque me pagan mejor, pues les echo el bicho que me han vendido en la tienda y asunto arreglado.
¿Crees de verdad que eso soluciona algo? Yo creo que es el mismo perro, pero ahora lleva un collar verde.
De hecho, ya se están criando y vendiendo moscas transgénicas para el control de la mosca del olivo, y no tengo ni idea de dónde han salido las cepas de ácaros, o antocóridos, o abejorros, o lo que sea, que se venden habitualmente en las biofábricas, con el peligro añadido de que los seres vivos en el medio se replican y extienden sin control, ¿o no habéis visto «Parque Jurásico»?
La vida se abre camino, ¿verdad, Dr. Grant?
Un agricultor ecológico ha de trabajar siempre pensando en la prevención de los daños, más que en la cura, y además piensa en ella en el medio-largo plazo, que es cuando las medidas que tome hoy empezarán a ser efectivas. No cuando los pulgones ya se están cebando sobre mis campos.
Eso es lo que han hecho nuestros antepasados durante diez mil años de Neolítico, y eso es precisamente lo que NO quiere el agronegocio, al que tanto beneficia la famosa ecuación.
Esta manera de hacer las cosas puede parecer inefectiva, y además requiere un profundo conocimiento del medio, pero es precisamente la única manera de mantener cultivos sanos y suelos fértiles a (muy) largo plazo.
Y por eso es por lo que yo prefiero la Regulación Biológica de Plagas (aquí tenéis un blog bastante bueno sobre el tema), que consiste no en echar yo a los enemigos de mis plagas en mi terreno, sino en poner las condiciones necesarias para que estos enemigos de las plagas (¿son entonces mis amigos? 😉 ) se queden a vivir en mis tierras.
Estos sistemas tienen muchos nombres; como «control biológico de plagas a través de la gestión del territorio», «control biológico a través del diseño agroecológico», «restauración ecológica estratégica», «agroecología» (esta última es poco precisa, pero me gusta mucho), «intensificación ecológica», y tantos otros nombres tanto o más altisonantes, pero que en definitiva, vienen a decir lo mismo. Y obviamente, la que a mí más me gusta es «Regulación Biológica de Plagas«.
¿Y cómo conseguimos que nuestro terreno sea atractivo para toda esa fauna auxiliar?
Pues de eso hablaremos en futuras entradas de este blog 😉
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