El rewilding y la zona 5 de permacultura
Hace unos doce mil años, la era glaciar conocida como Würm estaba tocando a su fin.
Al igual que en los múltiples periodos glaciares anteriores, al aumentar la temperatura, los grandes casquetes polares que cubrían el Norte de Europa y lo alto de los sistemas montañosos, fueron replegándose hacia el Norte.
Y con ellos, la fauna que vivía en la estepa fría que era el Norte de la península Ibérica, como los mamuts, renos, rinocerontes lanudos, bueyes almizcleros etc., comenzaron también a replegarse hacia el Norte, hasta quedar (la que queda) relegada a la actual tundra ártica.
Distribución de ecosistemas durante la glaciación Würm
Mientras tanto, la fauna y flora típicas de climas templados, como los bosques de frondosas (robles, hayas, encinas…) y la gran fauna salvaje que podemos ver en algunas reservas de Europa, empezaron a recolonizar el territorio que el hielo había liberado desde los refugios donde había quedado relegada por el frío, como las penínsulas mediterráneas (Ibérica, Itálica y Balcánica), o desde Asia (de la que Europa no es más que una península).
Sin embargo, este proceso de recolonización de especies, totalmente natural y que ya había ocurrido muchas veces con anterioridad, se vio truncado tras la última glaciación por un nuevo elemento de los ecosistemas.
El ser humano moderno, que llevaba más de cien mil años zascandileando por África y Asia, había descubierto la agricultura y la ganadería en el llamado «creciente fértil», en un proceso que se llamó la «revolución neolítica«.
Ése fue el principio del fin del nomadismo, la libertad y las sociedades matriarcales y respetuosas con el el entorno típicas de las sociedades paleolíticas. En cambio, el sedentarismo, la codicia, las sociedades patriarcales y el dominio sobre la Tierra que caracterizan el neolítico en el que vivimos y viviremos hasta que alcancemos el «Biolítico» del que hablaba el inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente, tomaron cuerpo en este momento.
Mapa de los primeros asentamientos neolíticos, en el llamado «Creciente fértil»
Debido a esto, el hombre empezó a roturar los bosques bajo el fuego o el hacha para conseguir tierras de cultivo o pastos para su ganado. La gran Megafauna herbívora o carnívora, antes adorada como dioses o respetada como hermanos, fue exterminada para evitar la competencia por los pastos y los ataques a los cultivos y al ganado.
Pero lo cierto es que los herbívoros domésticos siguieron haciendo el papel de los herbívoros salvajes, convirtiendo la biomasa vegetal en proteína animal que podía ser aprovechada por carnívoros y carroñeros, dispersando semillas y manteniendo abiertos los pastos, y con ellos, todo el ecosistema de pastos y sus especies asociadas.
Y este es el panorama del sistema campesino, que mal que bien duró (en España), más o menos hasta los años cincuenta del SXX.
Entonces, el colapso de este sistema campesino llevó a la falta de oportunidades de trabajo y futuro, al abandono, el envejecimiento y la masculinización rural (proceso que ocurrió y sigue ocurriendo en toda Europa y Norteamérica, y cada vez más en el resto del mundo), pero también a la recuperación de los ecosistemas de bosque, que volvieron a crecer en los antiguos pastos y cultivos abandonados.
Esto fue una ventaja evidente para las especies de bosque, que habían sido durísimamente castigadas por la mano del hombre en los anteriores milenios.
Sin embargo, la extensión de ese proceso, empieza a conllevar riesgos serios para las especies de espacios abiertos, especialmente aquellas ligadas a los cultivos del ser humano, que entre el bosque y la agroindustria química, se ven cada día con menos zonas donde poder sobrevivir.
Además, este proceso natural también conlleva el aumento peligrosísimo de los incendios forestales, que son consustanciales al ecosistema mediterráneo, pero que sin herbívoros que reduzcan la biomasa forestal (y con mucho malnacido suelto), alcanzan cotas de frecuencia, extensión y destrucción, de verdaderos castigos bíblicos.
Por todo ello, desde la fundación holandesa «True Nature», de la que soy director de proyectos en España, proponemos volver a sustituir la fauna doméstica por la silvestre (corriente llamada «rewilding» en inglés, o «resilvestramiento» en castellano). Es decir, devolver a los ecosistemas europeos aquella megafauna que estuvo presente en el último periodo interglaciar (periodo cálido entre dos glaciaciones, como ahora mismo), pero que ahora no lo está debido a los procesos destructivos llevados a cabo por el hombre durante el neolítico.
Pretendemos para ello traer de vuelta al bisonte europeo, al uro salvaje a partir de la «desdomesticación» de vacas, al tarpán usando caballos ferales, al búfalo de agua, al zebro o asno montés y otro gran número de especies que han sido injustamente expulsadas de donde nunca debieron faltar.
Y este finde del primero de mayo de 2016, junto con la fundación Aspinall de Inglaterra y el Fota wildlife park de Irlanda (que aportaron los animales), la Consellería de agricultura, medio ambiente, cambio climático y desarrollo rural de la Generalitat Valenciana (que quiere empezar a hacer proyectos de prevención de incendios con grandes herbívoros), la citada fundación True Nature y mi humilde granito de arena, hemos empezado trayendo doce bisontes europeos (Bison bonasus) a la reserva de Valdeserrillas, en el sistema Ibérico valenciano. Una reserva de más de cuatrocientas hectáreas que a final de año serán casi mil, donde queremos comprobar la adaptación de los animales al medio, del medio a los animales, y sobre todo, empezar a cambiar mentalidades para que la gente se haga a la idea de que en el monte vuelve a haber megafauna y dar el primer paso para que en un futuro no muy lejano vuelvan a ser animales libres de pleno derecho, objetivo último de nuestra fundación y de cualquier rewilding que se precie.
Primer ejemplar en llegar a la reserva desde Reino Unido
Esta nueva corriente resilvestradora, que pretende ir un paso más allá del conservacionismo clásico, lleva desde los años noventa proponiendo la recuperación de ecosistemas con grandes mamíferos. No porque sean muchas especies, o porque sean más o menos atractivas (que también), sino porque los grandes mamíferos, sean carnívoros o herbívoros, son tremendamente incómodos para el ser humano moderno, ya que son terriblemente difíciles de gestionar, y por tanto, suelen ser (y son) los primeros objetivos a abatir por cualquier colectivo molesto por cualquier razón.
Servidor con un machote de apenas dos añitos
A pesar de ello, los grandes espacios que requieren, su capacidad para modificar los ecosistemas, el cambio de mentalidad que implica su conservación y sobre todo, los efectos ecológicos en cascada que su presencia ocasiona, hacen que la reintroducción de esta megafauna en estos proyectos de rewilding pueda provocar la recuperación de servicios ecosistémicos perdidos, que garantizará la supervivencia de todas las especies más pequeñas, como ha ocurrido siempre.
Es lo que en ecología se llama una «especie paraguas», ya que bajo ellas se cobijan muchas otras.
Uno de los adultos, ya en su nuevo hábitat
Gracias a este rewilding o resilvestramiento, especies ahora en peligro crítico de extinción podrán salvarse del agujero, se mantendrán ecosistemas en mosaico, con pastos, bosques, etc, habrá presas para los depredadores salvajes, que no tendrán que cebarse sobre el ganado doméstico, habrá carne de calidad excelente para aquel que la quiera (yo soy vegetariano, pero también entiendo que hay gente que no lo es), habrá turismo ecológico para ver los «safaris europeos», habrá un control de los incendios, habrá ecosistemas en mosaico de alta biodiversidad y todo ello, junto con una conexión de banda ancha apta para cibertrabajadores, puede dar una nueva oportunidad de futuro a las zonas rurales de todo el mundo.
La manada, ya instalada
Y todo esto con animales que no necesitan pastores ni protección frente al lobo, la nieve o la sequía, sin subvenciones de la PAC, sin gasto energético (más allá de los primeros transportes), sin enemistad con los grandes carnívoros, sin grandes empresas de producción cárnica que hacen que las pelis de terror sean un paseo por el parque, y por supuesto, con intención de que el proceso dure muchos años. Para establecer, en definitiva, un sistema permanente, autosostenible, altamente productivo, y donde nosotros sólo seamos observadores o alumnos, según se mire. ¿No os suena esto?
Sí, eso es la zona cinco (o seis, según autores) de la permacultura.
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Sueño con el rewilding desde que leí la primera vez los proyectos que se están haciendo. Me alegra conocer a alguien que esta en ese ajo. ¡Gracias!
¡Gracias a ti!
Necesitamos una masa crítica de personas a favor de este tipo de proyectos si queremos que dentro de unos años sean el modo habitual de gestión de la naturaleza.
Un abrazo
Me quito el sombrero y encargo ya la primera entrada para el primer safari fotográfico.
Un beso,
Lucía
Me alegra que te guste. Creo que estas iniciativas son importantes.
Seguro que te mola la visita 😉
¡Besos!.
Hola Luís,
te agradezco muchísimo de escribir estos artículos siempre muy interesantes y agradables de leer. Yo también estoy muy interesado en el rewilding, de todas formas estoy an metido en el mundo de la Permacultura y además soy tan perezoso que nunca hice el primer paso por acercarme. Ahora al ver esta fantástica actividad que habéis llevado a cabo me como las manos!
Enseñé una clase sobre zona V justo anteayer!
Estaba pensando de escribirte para proponerte algo y esta mañana he visto este artículo y he pensado: seguro que le voy a escribir! Lo haré en privado en Facebook.
Muchas gracias otra vez!
Gracias por tus palabras. Me alegra que os gusten estas entradas y sobre todo, estos proyectos.
No te preocupes si aún no has empezado con esto. Muchas veces no damos abasto a todas las ideas y proyectos que tenemos en mente, pero todo llegará, ya lo verás.
Espero tu mensaje.
Abrazos
Hola Verdecillito
Tengo unas dudas sobre la relación que existe entre la era glaciar, el homo sapiens y la revolución agrícola de hace 12.000 años. Todo me surge tras leer tu post sobre la zona 5.
– ¿Es casualidad que termine la era glaciar y comience la gente a ir a la huerta??
– Entiendo que el homo s. vivía más al sur hasta la fecha ¿correcto?, pero hay descubrimientos arqueológicos en toda Europa que evidencian que los neandertales se chuparon toda la era glaciar, llevarían ropa del Decatlon, no?
– Supuso la subida de los hielos al norte, no sólo la «colonización» de la fauna de Europa como dices, sino también de la extensión agrícola y de la población humana. ¿Ambas (población y agricultura) fueron juntas? Porque creía que el hombre cazador recolector fue el que se extendió por el mundo. Me lío.
¡Hola, Braulio! Interesantísimas preguntas.
Ciertamente, no es una casualidad que con el final de la glaciación comenzara la gente a «ir a la huerta». Ten en cuenta que la zona del actual creciente fértil, donde aparecieron las primeras poblaciones, había sufrido (como el resto del mundo), un cambio climático importante. Pero además, esa zona había sufrido un incipiente proceso de desertificación, había sufrido la desaparición de gran parte de su megafauna, y había visto cómo la población humana empezaba a aumentar preocupantemente.
Todo esto llevó a que la gente, que con seguridad ya sabría hace milenios lo que pasa si entierras una semilla, tuviera ahora la necesidad de hacer cultivos a gran escala, lo que aceleró el proceso de sedentarización y civilización.
Sin embargo, población y cultivo no iban de la mano, ya que el ser humano ya se había extendido por toda Asia y gran parte de América y Europa cuando ocurrió esto, pero en esas zonas, todavía había tierras vírgenes, fauna abundante y gente escasa, para no hacer necesarias el cultivo y la ganadería.
En cuanto a los neandertales, no sé que ropa llevaban, pero sí que desaparecieron hace entre treinta y veinticinco mil años, coincidiendo con el fin del interglaciar Hengelo y el retorno del frío más intenso, lo que parece que dio la puntilla a los pobres últimos neandertales (refugiados en la península Ibérica, por cierto), que ya llevaban algún tiempo compartiendo Europa con sus primos Sapiens llegados de África.
genial, me encanta este proyecto y con gusto me uno a esa masa critica necesaria en estos momentos de transicion o de cambio de paradigma…..encantado de leerte,
¡Encantado de tenerte a bordo, Diego!