¿Qué hacemos con la procesionaria?
Ayer me llamaron del diario Rioja2 para preguntarme unas cuestiones sobre la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), ya que el Ayto. de Logroño ha empezado con la campaña anual de eliminación de bolsones en los parques y jardines de la ciudad. Como la procesionaria es una duda recurrente que me hacéis muchos lectores y tiene un evidente interés ecológico, económico y sanitario, voy a intentar aclarar un poco el tema y ver cómo podemos reducir su impacto.
Las procesionarias son orugas de una mariposa nocturna, (es decir, una polilla) que vuela en los meses de verano.
Esta polilla sólo vive unos días o incluso horas, ya que no se alimenta. Su única misión es aparearse desaforadamente, y pone sus huevos en las hojas con forma de aguja (llamadas por ello «acículas») de pinos, abetos, cedros, etc. Cuando se le acaba la «gasolina» que tiene almacenada en forma de grasa, muere.
Adultos de procesionaria
Al mes más o menos, surgen las primeras larvas, que empiezan a alimentarse de las acículas que tienen a su alrededor. A medida que crecen, pasan por cinco estadios larvales distintos, creciendo en tamaño y cambiando de forma y color. Por ejemplo, durante los dos primeros estadios no forman los famosos bolsones, ni tienen tricomas urticantes, que aparecen en el tercer estadio, cuando ya empieza a apretar el frío.
Estos bolsones se forman en las ramas más altas y soleadas del árbol, orientadas al Sur. En el bolsón pasan los días, manteniéndose calientes en grupo, y salen por las noches a alimentarse de acículas.
Bolsones de últimas fases larvarias
Cuando llega la primavera, las orugas bajan del árbol para enterrarse en el suelo, donde formarán sus capullos (pupas), para transformarse en adultos. Esta transformación puede durar un mes o varios años, dependiendo de factores como el clima, el estado de salud del animal, etc.
Es en la fase en la que bajan a tierra y antes de enterrarse cuando son realmente peligrosas, ya que es cuando más posibilidades hay de que la gente, y sobre todo niños y mascotas, entren en contacto con ellas.
También pueden bajar al suelo si devoran completamente las acículas de su árbol materno y tienen que moverse a buscar más comida en otro árbol, pero esto no es tan habitual.
¿Ves ahora porqué la llaman «procesionaria»?
Si llegan a entrar en contacto con alguien, tienen una serie de pelos microscópicos llamados «tricomas«, que se desprenden con mucha facilidad, y están cubiertos de una toxina que produce una gran irritación, dermatitis y sensación de quemazón en el desafortunado objetivo. Sin embargo, estos pelos NO son los que se ven a simple vista, que son inofensivos. En algunos casos, se ha reportado también que esos tricomas causan cuadros alérgicos a algunas personas, aunque son los menos. Lo normal es que no pase de esa dermatitis o inflamación (que ya es bastante desagradable), aunque si una mascota o un niño intentan comerse una de éstas orugas, la inflamación de boca, nariz y garganta puede tener consecuencias terribles.
Al margen de ésto, hay que decir que las procesionarias, al contrario de lo que se piensa, NO MATAN al árbol, como sí hacen otros insectos como los barrenillos. Pueden ralentizar su crecimiento al privarle de hojas, pero el árbol se recupera siempre que no esté debilitado por sequías u otras afecciones.
Además, cumplen una labor importantísima como herbívoros del pinar, ya que no hay otra especie en los pinares que puedan transformar la biomasa vegetal en proteína animal (como alimento para otros seres vivos) y estiércol fresco (como abono para el suelo) en las cantidades que lo hace la procesionaria.
Por estas razones, no me parece bien el tomar medidas contra la especie en bosques naturales o naturalizados de pinos, ya que son especies autóctonas que cumplen su labor en el ecosistema. Sin embargo, en parques y jardines urbanos, pueden ser muy peligrosas (sobre todo para niños y mascotas), y es necesario evitar el peligro.
El ayuntamiento de aquí toma algunas medidas anualmente con el objetivo de mantener sus poblaciones a raya, tales como la captura de adultos con feromonas, la eliminación mecánica de bolsones, o la captura de orugas cuando bajan al suelo con trampas de bolsa. Todas estas son medidas eficaces, ecológicas, e inocuas para la gente, pero también debería fomentarse el incremento de especies antagonistas de la procesionaria en cualquier ciudad de España que tenga parques y jardines con pinos
Estos enemigos de la procesionaria podrían aumentarse fácil y económicamente con la instalación de cajas nido o la plantación de setos y plantas nectaríferas, sobre todo en aquellos parques donde son menos abundantes y son más necesarios (como aquellos parques faltos de un sotobosque digno).
Por ejemplo, en Logroño ( y en muchísimos parques y jardines ibéricos) tenemos varias especies de aves, como los carboneros (Parus major), que rasga los bolsones y «pela» las orugas para comérselas.
La abubilla (Upupa epops) también es una depredadora habitual de las pupas enterradas en el suelo, y es frecuente verla en los cultivos de los alrededores de la ciudad.
Se han reportado también casos de cucos y críalos (Cuculus canorus y Clamator glandarius) mirlos (Turdus merula), urracas o picarazas (Pica pica), herrerillos (Cyanistes caeruleus) y otras varias especies de aves depredando sobre estas orugas.
Los murciélagos también son grandes depredadores nocturnos de insectos voladores, que pueden reducir grandemente las poblaciones de adultos y favorecer la dispersión de las nubes de polillas, disminuyendo así su éxito reproductivo.
Pero las especies que de verdad pueden reducir las poblaciones de orugas son sin duda otros insectos depredadores y parasitoides de las mismas, que atacan o infectan huevos, pupas y larvas con gran efectividad.
Hay gran cantidad de dípteros e himenópteros inofensivos para el ser humano y las mascotas, cuyas poblaciones podrían ser incrementadas con varias medidas que además contribuirían a embellecer nuestros parques y jardines, como mantener plantas en flor durante todo el año, plantar arbustos aromáticos u ornamentales que sirvan de refugio y alimento, y la instalación de bichoteles, medidas que además de baratas, efectivas y estéticas, contribuirían a dar una imagen más verde de la ciudad de Logroño.
O de tu ciudad, si transmites esta información a tus vecinos, ¿no crees? 😉
Si te ha gustado este post, puedes ayudarme compartiéndolo en tus redes sociales para que otros puedan disfrutarlo.
Y si tienes cualquier duda o comentario, puedes contármelo en los comentarios de debajo, en mi twitter @elverdecillo1, o en mi facebook “elverdecillo.com”.
Hola Luis. Me ha encantado este post. No sabía que tantos pájaros eran depredadores de la procesionaria del pino. Yo una vez me rocé con una sin querer el cuello y se me hinchó a pesar de que al darme cuenta de ello me lavé la zona con abundante agua fría y me eche unos polvos antiestamínicos. Pero durante unas horas lo pasé fatal. He aprendido mucho sobre su ciclo. Gracias El Verdecillo Verde. Saludos.
¡Gracias a ti! 😉
Hola Luis. Muy interesante el artículo, me ha resultado una explicación muyclara del mundillo de la procesionaria. Sin embargo me gustaría matizar dos cosas.
Primero, si bien es cierto que las orugas cumplen una importante función ecológica (como TODOS los seres vivos) en los bosques naturales, como bien dices, donde estan en equilibrio. El problema surge cuando la mayoría de los pinares de la península son plantaciones, monocultivos. En estos es muy complicado que se de un equilibrio en el que sea el ecosistema el que se auto regule.
Por otro lado si bien es cierto que la procesionaria por si misma no mataría al árbol, el árbol atacado emite feromonas con señales de su debilitamiento, que detectan otros insectos que si supondría la muerto del árbol, sobre todo si el ataque es severo.
Yo no estoy de acuerdo con la solución que proponen las administraciones de tratar sistemáticamente. Pero es cierto que asta que no se cambie el paradigma de producción de madera no hay otra solución. Si el ataque se da en los diez o 15 años primeros y el bolson lo sitúan en el brote centarl se puede bifurcar y pierde valor comercial.
Animo con el blog. Ya nos veremos
Un saludo
Hola, Ignacio, gracias por tu interesante comentario.
Como dices, el problema no son los pinos, ni las procesionarias, sino los monocultivos (sean de lo que sean).
La gente tiene que darse cuenta de que una plantación de pinos, por muy bonita que parezca, no es más ecológica que un monocultivo, con todos sus problemas asociados de falta de biodiversidad, plagas, etc. Por eso llaman a los monocultivos arbóreos «el desierto verde».
En cuanto a las soluciones, son simples: aumentar la biodiversidad aumentando la heterogeneidad específica y espacial. Esto es, añadir otras especies de árboles en franjas, corros, rodales, o lo que sea, para que actúen como «islas» de biodiversidad que difundan fauna auxiliar al resto del monocultivo.
Exactamente lo mismo que propongo en este blog, pero a lo grande.
E incluso en plantaciones jóvenes, como las que comentas, se pueden instalar cajas nido, bichoteles y otras estructuras que permitirían el aumento de la fauna auxiliar, reduciendo así los daños económicos, pero como dices, primero ha de cambiar el paradigma de producción maderera y muchas mentalidades públicas y privadas.
Espero que este blog ayude en esa dirección.
Abrazos.
Aupa socio. Añadir un par de cosas, sobre todo desmentir mitos y dar seguridad a la población.
No hay que pisarlas. Al pisarlas rompemos esos pelos urticantes y sus sustancias salen volando y ahí es cuando se vuelven más peligrosas ya que si entran en contacto con las fosas nasales o boca sí que pica de verdad. Si las dejamos tranquilas ellas no nos hacen nada.
Eso de que si matas la primera las demás se pierden, pues eso, cuentos chinos…. y tampoco tiene que ser una hembra la primera.
Perros. Pues sí, es peligroso para las mascotas y esto lo va a seguir siendo siempre. Como las carreteras, que se bañen en el Ebro, que coman cualquier cosa por ahí… entonces los responsables de mascotas tenemos que demostrar esa responsabilidad controlando a las mascotas en los pinares en la época en la que bajan a enterrarse para continuar su muy necesario ciclo.
Si el ayuntamiento quiere hacer algo debería informar y mantener los pinares y sus ecosistemas en equilibrio, o por lo menos intentarlo.
😉
¡Bien dicho, socio! Cómo se nota quién es educador aquí 😉