¡Nos quedamos sin fósforo!
El otro día os hablaba de la extraña lluvia de barro que cayó en Logroño, de su origen, y del efecto que la agricultura convencional y su dependencia de los abonos químicos fosforados tienen sobre los pueblos y ecosistemas (como en el lamentable caso del Mar Menor).
Pero, ¿porqué existe ese hambre mundial de abonos fosforados? Vamos a ver si puedo explicarlo brevemente.
El fósforo (cuyo símbolo químico es una «P») es uno de los elementos más importantes para el funcionamiento de la maquinaria celular de los seres vivos, incluidas las plantas.
Sirve, por ejemplo, para formar el esqueleto de la cadena de ADN, donde están escritas las características del ser vivo del que estemos hablando, sea éste planta, hongo, bacteria, o tú, querido lector.
También sirve el fósforo y sus compuestos (como el ATP) para almacenar energía, que las células vivas luego utilizarán para sus procesos internos, forma parte integrante de las membranas celulares (la «piel» de nuestras células), y activa y desactiva enzimas y proteínas para que cumplan sus diversas funciones en su debido momento y lugar.
Por todo eso, son vitales para el correcto desarrollo y fructificación de las plantas, y cuando falta este elemento tan importante, las plantas detienen su desarrollo, la creación de hojas, la producción de frutos, y se nota en general un bajón en el rendimiento de la cosecha.
-Pero hay otros elementos que también son importantísimos, como el nitrógeno. ¿Porqué entonces te preocupa especialmente el fósforo?
Para contestar a esto, debemos ver primero el ciclo biogeoquímico del fósforo (los ciclos biogeoquímicos de la materia son un nombre muy enrevesado para procesos generalmente sencillos, que veremos a continuación)
¿Te suena el ciclo del agua? El agua llueve del cielo, escurre hacia los ríos o se infiltra en los acuíferos de las rocas, vuelve al mar y se evapora formando nuevas nubes, que volverán a iniciar el ciclo. Y por el camino, algunos animales beberán ese agua y la eliminarán en forma de orina o sudor, de donde retornará de nuevo al ciclo del agua.
Pues este esquema tan simple, que seguro que has visto en el colegio, es un ciclo biogeoquímico de una materia concreta (el agua), que pasa por distintos estados químicos, geológicos y por varios seres vivos (biota). De ahí el nombre de ciclos bio-geo-químicos.
Pues bien, al fósforo le pasa algo parecido.
Ciclo del fósforo
Las rocas ricas en fósforo (presente en la formación del planeta Tierra), son lavadas por la lluvia, que disuelve y arrastra el fósforo que contienen. Si hay plantas creciendo ahí, se aprovecharán de este nutriente y crecerán lozanas y vigorosas.
Y si no las hay, el fósforo disuelto seguirá su camino hacia el mar o los grandes lagos, donde fertilizará el agua y hará crecer las algas que alimentarán a todo el resto de la cadena trófica.
De esta forma, todos los seres vivos (plantas, carnívoros y herbívoros), pueden aprovecharse de este elemento, y sus cadáveres, al acumularse en el fondo del mar, formarán nuevas rocas fosfatadas, que ascenderán a la superficie en futuras eras geológicas.
Obviamente, en el mar hay más sales de fósforo (y de cualquier otro tipo), que en el agua dulce, por lo que los peces marinos tienen mayor concentración de este elemento en sus cuerpos.
Y por eso, los animales que se alimentan de ellos (focas o aves marinas), también tienen grandes cantidades de fósforo en sus cacas (o «deyecciones»), que es la razón de que el guano de aves marinas sea tan apreciado como fertilizante, hasta el punto de haberse desatado guerras por el control de los grandes yacimientos de guano.
Además, estos peces marinos, al remontar los ríos para desovar, devolvían el fósforo que habían acumulado en el mar al nacimiento de los ríos, desde donde volvía a fluir por todo el ecosistema.
De hecho, el fósforo aportado por los salmones del pacífico a los ríos de Alaska puede ser transportado varios cientos de kilómetros tierra adentro gracias a las águilas y los osos que se alimentan de esos salmones.
Y lo mismo ocurría en los ríos de todo el mundo (incluido el que pasa por tu pueblo), hasta que llegó el hombre y su manía de querer controlarlo todo.
Al represar los ríos, este increíble aporte de fertilidad que venía todos los años en forma de salmones, lampreas, anguilas, esturiones y otras tantas especies, se detuvo, reduciendo con ello la fertilidad y el número de cosechas potenciales aguas arriba de los ríos.
Y no sólo eso; incluso en los ríos sin represar, la sobrepesca propiciada por la gran industria pesquera mundial ha reducido el número de individuos que ascienden las corrientes, reduciendo con ello la fertilidad de las cuencas.
-Muy bien (o no), pero esto mismo pasará con otros nutrientes, como el nitrógeno, ¿verdad? ¿a qué viene ahora la paranoia ésta del fósforo?
Pues a que, si te has fijado, la diferencia fundamental entre los ciclos biogeoquímicos del agua y del fósforo, es que el agua se evapora y puede caer como lluvia o nieve en cualquier lugar del mundo. Y algo parecido pasa con el Nitrógeno, que existe en forma de gas en la atmósfera, y puede ser capturado por algunas bacterias para ponerlo a disposición de las plantas en el suelo.
Pero el fósforo no se evapora, no pasa a convertirse en un gas, y depende por completo de los seres vivos para su transporte a corto plazo.
Es decir, que si el otro día vimos que los fosfatos de Bu Craá se agotarán en treinta años, y acabamos de ver que ya no podemos contar con el aporte de fósforo proveniente de los peces marinos, ¿qué ocurrirá cuando no haya suficiente fosfato para la gran agroindustria mundial?
Y si recuerdas, toda esta historia venía a que los vientos del desierto aportan gran cantidad de nutrientes (fósforo entre ellos) a grandes zonas del mundo, como el Amazonas, donde más de 22.000 Toneladas de fósforo llegan anualmente en forma de polvo del desierto. Más que todo el que pierde anualmente en el mar la cuenca entera del río Amazonas.
Pero ¿y si un cambio climático inducido por una especie de mono estúpido produjera un cambio en esas corrientes de aire que llevan el preciado fertilizante al pulmón del planeta? ¿Qué crees que podría ocurrir?
Lamentablemente, este no es un problema que venga de ahora. El pico del fósforo se conoce desde hace más de un siglo, y se considera que la humanidad llegó al mismo alrededor del año 1989 (el pico de un recurso no renovable es aquel momento en el que se alcanza la tasa máxima de extracción del mismo, y a partir del cual la producción entra en declive).
Es decir, por más que forcemos la máquina, nunca volveremos a extraer tanto fosfato como antes de 1989, y el que obtengamos cada vez será más caro y de peor calidad. Si a ello le sumamos que el 90% de la producción mundial de fosfatos está en manos de cinco países y que EEUU, China y Marruecos controlan los dos tercios de la producción mundial, vemos que esos países van a tener la sartén por el mango (aún más) en muy poco tiempo.
Países productores de fosfatos
O no. Para no acabar de mal rollo, y antes de que alguien empiece a imaginarse cómo sería su vida en Nauru, quiero dar algunas alternativas a la locura fosfórica, aunque ya os aviso que no hay soluciones mágicas ni fáciles.
La primera y más importante sería recuperar los stocks de peces migratorios, eliminar los obstáculos a su migración a través de los ríos, como presas y azudes, así como la instalación de pasos efectivos (en muchos casos son carísimas infraestructuras que luego los peces no utilizan) en aquellas presas que no puedan ser eliminadas.
Esto permitiría recuperar ese valiosísimo cargamento de fósforo que anualmente venía a fertilizar nuestros campos, antes de que nos volviéramos tan listos que podíamos controlarlo todo.
Otras medidas son básicamente reducir la dependencia de insumos externos, a partir de bioles y otros biofertilizantes, reducir la erosión y el lavado de nutrientes, a través del cuidado extremo de nuestros suelos y el mantenimiento in situ de los restos de podas y cosechas, y reutilizar al máximo nuestros residuos, para recircular cuantas veces sea posible ese precioso fósforo contenido en nuestras heces y orina.
Para empezar, la agricultura ecológica es la alternativa más importante, porque utiliza por sí misma esas tres alternativas. Al no depender de insumos externos, la dependencia de los países productores y el poder relativo de los mismos, disminuye. Además la Materia Orgánica que todo agricultor ecológico aporta y mantiene en su suelo, actúa como una gelatina que retiene los nutrientes, impidiendo el lavado de los mismos (como el fósforo, por ejemplo) por el agua de la lluvia, y lo mismo hacen muchas de nuestras técnicas de cultivo, como el no laboreo, el cultivo en terrazas o las barreras anti-viento.
Y por último, aunque el uso de orina y heces pueda parecer repugnante, lo cierto es que ya se usa desde hace miles de años en los millones de hectáreas que se abonan anualmente con purines o estiércoles animales y con lodos de depuradora en España y resto del mundo.
Lo cierto es que nos dirigimos a un mundo donde los recursos serán cada vez más limitados, y las únicas salidas a ese poco prometedor futuro son de sobra conocidas: Reducir, Reciclar y Reutilizar.
Creo que tengo que dejar de salir de casa los días de lluvia.
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Hola Luis. Muchas gracias por el escrito, es muy interesante.
Tengo una duda, puesto k es tan beneficiosa la calima, tal vez la geoingenieria con esos aviones secretos estén intentando evitarla?. Muchas gracias. Saludos.
Me ha gustado mucho tu post Luis. Me ha parecido muy interesante. No sabía nada del ciclo del fósforo y lo has explicado de manera amena. Yo nunca he tenido que añadir a mi jardín ecológico fósforo. La solución como tú bien dices es compostar los restos de las cosechas y pasarse todo el Mundo a la agricultura ecológica. Sino no vamos a sobrevivir ni la Tierra ni por ende nosotros. Vamos a dejar a la Naturaleza -lo que queda virgen o semivirgen- tranquila y al Amazonas dejar de cortar sus árboles y quemarlos para abrir nuevas tierras de laboreo. Saludos de Margarita.
Gracias, Marga. Firmo todo lo que acabas de decir 😉
Hola Luis, muchas gracias por este blog. me parece muy interesante todos los temas que tratas y ademas contados de forma muy amena. Hace ya unos meses que te vengo leyendo y cada dia disfruto mas. Me alegro que hayas decidido hacer un libro, por que asi, ya se que pedir a los reyes este año. Y por supuesto tomo nota de todas tus entradas y las aplicare en mi proyecto personal.
Un saludo
Gracias por tus palabras, bichito!
Espero que te guste el libro, verás que es muy práctico.
Ya nos contarás.
Saludos
Buenas tardes Luis¡ Excelente exposición y de verdad nosotros los de la especie humana de debemos buscar el camino de la no autodestrucción¡ Saludos
Hola, Ricardo.
Toda la razón. A ver si entre todos,entramos en razón.
¡Abrazos!