La charca

La charca

Es que todos los seres vivos necesitamos agua. Eso es así, te pongas como te pongas.

Por eso, hay a la venta infinidad de cacharros para proporcionar agua a los animales, como este bebedero para especies cinegéticas, que recoge el agua de lluvia en la superficie de arriba, la almacena, y la distribuye con un sistema similar al del inodoro.

Bebedero de fauna silvestre

Sin embargo, si quieres proporcionar agua a tus animales, y además crear un nuevo hábitat en tu agrosistema, el mejor método es sin duda la creación de una charca.

Las charcas cumplen múltiples funciones en los ecosistemas. La más evidente, es proporcionar agua a los animales, pero también recargan los acuíferos y proporcionan humedad al suelo, al ralentizar la infiltración de agua.

Las charcas producen muchísimos beneficios ambientales

Las charcas también actúan como un filtro biológico, que depura los contaminantes de las aguas. Las bacterias y microorganismos del agua, degradarán las moléculas contaminantes a otras más inocuas, y los excesos de fertilizantes serán absorbidos por la vegetación acuática. Esta vegetación además es rica en fósforo y nitrógeno, por lo que puedes cosecharla y utilizarla para tus sistemas de acolchado o compostaje.

Una charca es también el medio que necesitan muchos seres vivos para reproducirse. El ejemplo más famoso son los anfibios, que pasan sus fases larvarias en forma de renacuajos, nadando felices en charcas y estanques. Además, los adultos son unos excelentes controladores de plagas como babosas y caracoles, grillos, saltamontes, chinches, y todo tipo de orugas y larvas, incluso a kilómetros de una charca.

¿Dices que vas a poner una charca? ¡Voy para allá!

Pero hay otros muchos; las libélulas, por ejemplo, pasan sus fases ninfales como terribles depredadores acuáticos. Y cuando son adultos, son fantásticos depredadores aéreos, capaces de atrapar en vuelo a verdaderos fastidios de la huerta, como la polilla de la col (Pieris brassicae) o la mosca de la fruta (Ceratitis capitata).

Y lo bueno es que apenas necesitas quince metros cuadrados para tener una charca perfectamente funcional, que hará las delicias de todos estos bichos.

Y no solo eso; si en tu zona hay escasez de agua, habrá infinidad de bichos beneficiosos que se acerquen a la misma a beber, como las aves durante el día y los murciélagos por la noche, sirviendo tu charca como foco de atracción de biodiversidad local.

Enseguida verás como aparecen visitantes muy especiales, como este tritón jaspeado

Si tu suelo tiene menos de un 50-55% de arcilla, es muy probable que necesites poner una lona de material plástico en el fondo para hacerla impermeable. En este caso, recuerda también poner una capa de gravilla en el fondo, ya que permitirá que enraícen las plantas acuáticas y ayudará a naturalizar tu charca en seguida.

Y más importante aún, coloca un montón de rocas en el fondo, para que sirvan como refugio a los renacuajos y otros habitantes de la charca. Esto les permitirá esquivar a sus depredadores y creará zonas con distintas temperaturas, lo que les permitirá elegir cuando necesiten más o menos.

Puede que en tu terreno ya tengas algún tipo de estructura para almacenar agua, como aljibes, albercas, estanques decorativos, piscinas abandonadas o cualquier otra cosa. En ese caso, si quieres naturalizar esas estructuras, lo primero que debes hacer es procurar que vuelva la vegetación acuática.

Igual que en el caso de los agrosistemas terrestres, la base de los ecosistemas acuáticos también son las plantas, así que necesitas incluirlas de alguna forma.

Un sistema acuageopónico como éste te permitirá tener rendimiento de plantas y peces en la zona de la charca

Una opción muy buena son las macetas o jardineras con grava, que te permitirán tener un espacio para plantar las plantas acuáticas sin perder apenas espacio para almacenamiento de agua. Puedes colgarlas de los bordes de las albercas con cadenas o cuerdas de material plástico imputrescible, o puedes elevarlas del fondo con unos ladrillos.

También las islas flotantes son una buena opción. Haz un cuadrado (o la forma que quieras) con tubería plástica, y úsalo como marco para atar en él una tela de saco o lienzo resistente. Sobre esta tela pondrás algo de gravilla fina  o arena gruesa, y ya tienes una isla flotante lista para que pongas las plantas que quieras. Las raíces de éstas atravesarán la tela y captarán nutrientes del agua, al tiempo que la isla proporciona sombra y refugio contra los depredadores a la fauna acuática.

Hay muchos tipos de islas flotantes

Las plantas son mucho más importantes de lo que crees, ya que recuerda que son las que van a retirar el exceso de nutrientes del agua. Si no lo hicieran, las algas unicelulares se encargarían de ello, y en su crecimiento, podrían dejar el estanque sin oxígeno y convertirlo en un cenagal apestoso.

Y en el caso de que tu balsa tenga las paredes muy verticales, un elemento imprescindible que deberías instalar ya mismo, son las medidas antiahogo. Éstas pueden ser tan simples como un palo o tronco apoyado en el borde, o puedes hacer rampas de obra, más costosas y complejas.

Una simple rama en el borde puede salvar muchas vidas

Pero sea como sea, es imprescindible que los animales terrestres (o aéreos) que caigan a tu charca puedan salir. Si no lo hacen, acabarán sufriendo una muerte trágica, y además sus cuerpos al descomponerse contaminarán el agua, por lo que es de vital importancia que pongas algo para que puedan salir de la charca.

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